Era el año 1971 cuando un inglés de nombre Simpson decidió poner en marcha un proyecto diferente: rescatar los viejos coches de madera del ferrocarril Dénia-Carcaixent para realizar una ruta turística por el litoral alicantino que uniera Dénia y Benidorm: el Limón Express. Fue el primer tren turístico del país.
Desde entonces, y con la ayuda de la iniciativa pública, el Limón Express fue una realidad que ayudó a dar a conocer algunas de las poblaciones de las Marinas Alta y Baja a los turistas. En sus primeros años de recorrido, el Limón Express unía Dénia y Benidorm, y se trataba de una auténtica excursión en tren, en la que se incluía a los viajeros la comida en el precio del billete.
En el año 2005, y con la intención de reparar sus ruedas tras algunos percances, se paralizó su servicio y desde entonces el Limón Express yace olvidado en las cocheras de El Campello (Alicante), abandonado, lleno de pintadas y con cristales y asientos rotos.
Desde hace unos años, una empresa catalana mantiene conversaciones con FGV, según cuenta el diario El Mundo en su edición Comunitat Valenciana de este fin de semana, para devolver a la vida a este desaparecido tren. Tanto es así que la empresa ha propuesto a la Generalitat Valenciana y FGV conseguir la gestión de este tren, mediante adjudicación directa o pujando por la concesión.
Para reactivar este servicio turístico, la empresa barcelonesa Gestión Ferroviaria propone restaurar los vagones y ponerlos en marcha de nuevo, abonando las tasas correspondientes, para que el tren volviera a cubrir la ruta Dénia-Benidorm sin entorpecer los trayectos de la línea 9 del TRAM cuando ésta se retome.
Desde la empresa defienden que es totalmente factible la puesta en marcha de nuevo de este tren, que permitiría recuperar un tren histórico para el norte de la provincia de Alicante. Desde la Generalitat, por su parte, no han dado muestras de interés por este proyecto.
Sería estupendo que lo volvieran a poner. Los trenes antiguos siempre son bien acogidos por turistas y los ciudadanos de cada ciudad.
Excelente historia que muestra a la perfección la mentalidad desidiosa de la Administración supuestamente pública. Y digo supuestamente porque aún está por demostrar a quien sirven. A los ciudadanos a sus propios intereses o a los de sus cuatro amigos » importantes». Hay tanto trabajo para hacer y tienen tan poca iniciativa y ganas que resultan como mínimo cansinos, como máximo inútiles.