Dénia.com
Buscador

El Patrimonio Cultural de Dénia: El Convent de Sant Antoni

12 de noviembre de 2010 - 00:00

La fundación del convento de San Antonio de Dénia, se remonta al último tercio del siglo XVI. En marzo de 1587, el Consejo General de la ciudad dispuso solicitar la creación de un convento de franciscanos. El marqués de Dénia apoyó esta iniciativa; financió su construcción extramuros y dotó a la institución de rentas para su sustento, encomendándola a la orden de Recoletos de San Francisco.

La iglesia, tal como el resto de dependencias del complejo conventual, fueron parcialmente destruidas en la Guerra de Sucesión. Tras décadas de obras de reconstrucción, en 1743, la iglesia se abrió de nuevo al culto. Arruinada de nuevo en la Guerra del Francés fue nuevamente reconstruida. En la guerra civil de 1936 perdería buena parte de su patrimonio mueble.

Si bien esta fundación franciscana es de fines del siglo XVI, la iglesia se levantaría años más tarde, siguiendo modelos constructivos y decorativos del siglo XVII. La fachada presenta un perfil superior mixtilíneo, propio de la mitad del siglo XVIII, rematado en el centro por un flamero.

La portada es de orden dórico, organizada en base a cuatro pilastras cubiertas por un entablamento sin arquitrabe en su parte central, triglifos en el friso sobre pilastras y una cornisa con salientes. Sobre ella un rebanco, y, encima de él, un segundo cuerpo -a modo de ático- con una hornacina avenerada que cobija una imagen moderna de San Antonio de Padua, titular del convento. La hornacina está enmarcada con cuatro pilastras dóricas y dos cornisas rematadas por extremos de frontón curvo coronados por flameros. Al lado mismo de la puerta y formando parte de la fachada está la torre.

Planta de cruz latina, inscrita en un rectángulo, con un nave y ocho capillas laterales cubiertas por bóvedas vahidas, comunicadas entre sí por estrechos pasos adintelados. Amplio crucero centrado por una bóveda vahída –que simula por medio de motivos pictóricos una cúpula rebajada- y presbiterio cerrado por un transagrario rectangular, con la sacristía y un pequeño corredor, que da acceso a una segunda puerta de salida, a sus lados.

El alzado se ordena con pilastras de orden dórico sobre pedestales, con entablamento, sólo denticulado en la parte del crucero y una cornisa que marca un resalto a la altura de cada pilastra. De ella parte la bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones que cubre la nave y el crucero.

Tanto el coro como la fachada principal se levantarían en la reconstrucción del templo, poco después de la Guerra de Sucesión. La obras debieron terminar hacia 1747, a razón de una inscripción existente en la bóveda del coro. Del resto de dependencias del convento, anejas a la Iglesia, lo único conservado es el claustro y parte de la fachada.

El claustro es el centro y eje del edificio, adosado a la iglesia y a las crujías de la misma. La fachada exterior interna del claustro está enteramente revestida de sillería. El alzado de la fachada del claustro se dispone en dos plantas. La inferior presenta cuatro arcos de medio punto enmarcados por pilastras de orden toscano. El entablamento presenta un friso decorado con ménsulas y una saliente cornisa. Sobre ella hay un segundo cuerpo con dos ventanas rectangulares separadas por pilastras.

La planta inferior del claustro estuvo cubierta por bóveda de arista. Asimismo, contaba con un conjunto de frescos que decoraban los lunetos de las bóvedas del claustro y representaban diversos pasajes de la vida de San Francisco. El claustro, estilísticamente, se sitúa la década de 1630-40; un interesante ejemplo del clasicismo desornamentado.


Texto: Josep A. Gisbert Santonja. Sant Lluch, 2008.
Fotografías: Josep A. Gisbert Santonja

Deja un comentario

    37.861
    4.463
    12.913
    2.700