Estamos en el que sería el primer fin de semana de fiestas, pero la alerta sanitaria del coronavirus ha cambiado muchos de nuestros planes. Les Festes de la Santíssima Sang han evolucionado con la sociedad de Dénia y han ido cambiando a lo largo de los años. Dénia.com hace un repaso a gran parte del siglo XX basándose en el artículo de Vicent Balaguer "La festa del 1901 al 1975", que aparece en el libro de Fiestas de la Santíssima Sang de 1994 y que ha facilitado el Arxiu Municipal. Gracias a él descubrimos qué otras circunstancias históricas han hecho que Dénia se quedara sin fiestas, y muchas más curiosidades.
1926 fue el primer año en que hubo Bous a la Mar. La primera plaza se adosó a una pared de las antiguas Atarazanas (Drassanes), formando un rectángulo con tablones y troncos. Se celebraron también en 1927, 1928 y 1929, hasta que llegó un telegrama del Ministerio del Interior que recordaba una norma por la que se limitaban las corridas de toros en plazas permanentes. Esto, sumado a la crisis económica y a la llegada de la Guerra Civil, hizo que los Bous a la Mar se interrumpieran hasta 1943. Ese año se reanudaron hasta 1949 (excepto en 1944), y fueron realizándose esporádicamente hasta que en 1961 volvieron ya sin más parones.
La Guerra Civil interrumpe las fiestas de 1936 a 1939
La proclamación de la II República en 1931 provocó un cierto giro de la fiesta, que hasta esos momentos se habían basado principalmente en actos religiosos. La corporación municipal pasó a llamarlas "Fiestas de Verano". Eran momentos de crisis económica, de hecho se habían puesto en marcha ayudas públicas para obreros sin trabajo. Por eso, varios concejales se oponían a que las fiestas las pagara el ayuntamiento, que ya tenía mucho gasto social. Finalmente, el ayuntamiento de Dénia sí que corrió con los gastos de las fiestas, que costaron 2504 pesetas (alrededor de 15 euros), considerando que atraían forasteros y que eso repercutía en la economía local. En los años siguientes también se siguió limitando el gasto, porque la crisis continuaba.
Un terrible incendio en momentos convulsos
En 1936 sucedió un hecho que marcó el momento: en enero de ese año se producía el incendio de la iglesia del Convento de las Agustinas por un cortocircuito. Todo quedó arrasado, incluido el altar de la Santíssima Sang. La intervención valiente de un vecino, José Baldó, salvó la imagen del Cristo Yaciente de la Santíssima Sang. Así lo explica Vicent Balaguer:
"Un grup de persones creients, mentre contemplaven impotents l'incendi, proferiren insults de lladres, estafadors i altres acusacions contra l'Alcalde -aleshores, Agustín Montón Ordínez- i cadascun dels regidors de l'Ajuntament, per relacionar l'incendi amb la ideologia republicana, majoritàriament, de la Corporació Municipal, quan després es comprovà el caràcter fortuït de la malifeta. Eixa actitud va donar peu a que l'alcaldia denunciara els insults d'aquell sector davant del Jutjat. Eren moments d'alta tensió social i política, els preludis de la Guerra Civil que prompte arribaria i que hauria d'interrompre, fins el 1939, la festa, la nostra festa major dedicada a la Santíssima Sang."
Más fechas y momentos clave
Durante los primeros años 40 las fiestas continuaron con el presupuesto muy ajustado, destinado principalmente a los actos religiosos, como las procesiones. En 1948 comienza la la colaboración del mundo fallero en les festes de la Santíssima Sang. Aparecen nuevos actos y las fiestas se amplían, coincidiendo con las creación de las primeras fallas en Dénia: Oeste, Roques, Centro y Mar. A partir de 1949 las comisiones falleras empiezan a colaborar en las fiestas con la elaboración de una carroza, por lo que recibían una ayuda económica de 1000 pesetas al principio (unos 6 euros), aparte del premio para la carroza ganadora.
También en 1949 se eligió a la primera Reina de les Festes de la Santíssima Sang, Vicenta Bertomeu, que en la siguiente fotografía aparece rodeada de las autoridades y de un famoso actor del momento, Fernando de Granada.
