Los mercados municipales siempre han sido lugares de interés porque, entre otras cosas, reflejan en pocos metros cuadrados la esencia de un pueblo. Productos típicos, vecinos del lugar, conversaciones y expresiones... No hay nada como un mercado para conocerle carácter de un pueblo y sus gentes.
Por desgracia no pocos mercados han caído en desuso y abandono. Las nuevas generaciones han cambiado sus hábitos de consumo. Ya no suelen hacer sus compras por las mañanas entre semana, como solía suceder hace unas décadas. Para las parejas y familias jóvenes (que ahora prefieren vivir en urbanizaciones a las afueras de las ciudades) el centro del pueblo, donde se sitúan la mayoría de los mercados, no es tan accesible como lo son los centros comerciales.
Ante esta tendencia generalizada, ¿que puede hacer un mercado para sobrevivir? Desde luego tienen un arma poderosa: la calidad de sus productos y el trato cercano de los vendedores. Pero no es suficiente. ¿Qué más se necesita? Algunos han optado sabiamente por romper la tradición y abrir también por las tardes y fines de semana. ¿Por qué no? Personalmente yo no tengo tiempo para comprar por la mañana puesto que trabajo y puestos a elegir... yo preferiría comprar por la tarde el pescado recién capturado y no tener que esperar a la mañana del día siguiente.
Otros mercados se han reinventado. Siguen ofreciendo sus productos frescos y típicos a unos precios asequibles, pero...y aquí está el secreto: han añadido la posibilidad de consumirlos allí mismo en el puesto.
Si van de visita a Madrid, les aconsejo que visiten el mercado de San Miguel al lado de la Plaza Mayor, o el mercado de San Antón en el barrio de Chueca. Estos eran mercados abandonados que ahora son centros de consumo al mayor nivel. Después de una reforma y mejora de las instalaciones, estos mercados han sabido atraer a las nuevas generaciones y a multitud de turistas. El secreto: son mercados Gourmet. Cada puesto esta especializado en un producto y ofrece pequeñas raciones, tapas o platos, para consumir allí mismo. Han creado una experiencia nueva en un entorno tradicional. Y créanme, ir de tapas a un mercado en un puesto tras otro, con la posibilidad al mismo tiempo de hacer algo de la compra, y hacer esto bajo techo resguardados del calor o del frío, pero en un lugar espacioso y tradicional, es una opción de lujo.
Algunos comerciantes con iniciativa han dado ya los primeros pasos. Por eso creo que debemos aplaudir su esfuerzo. Si visitan el Mercat de Denia no dejen de acercarse a estos nuevos puestos. Te ofrecen productos de calidad, un trato cercano y al mismo tiempo unas tapas buenísimas. Espero que otros continúen en este camino, porque por desgracia hay algunos puestos que se traspasan o que están cerrados desde hace un tiempo.
Sí, como decíamos al principio, un mercado refleja bien el carácter de un pueblo. Por eso, ¿dejarán que estas nuevas iniciativas salgan adelante? ¿Se impondrá la voluntad de los de siempre, sofocando la ilusión y ganas de innovar de los que también tienen derecho a abrirse un hueco en el sector monopolizado del comercio de los pueblos? Por el momento, me alegra saber que en mi pueblo, a juzgar por lo que veo en mi mercado, el monopolio burgués tiene los días contados.
Señores, si al final todo se resume con la famosa frase: renovarse o morir. Espero que encuentren en este comentario una receta que les ayude a seguir cocinando buenas ideas.
Botafuegos
