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«En recuerdo al toro que ahogaron en los festejos de Bous a la Mar de Dénia»

13 de julio de 2023 - 13:53

OPINIÓN Associació Animalista Els Poets

La época estival marca el comienzo de todas las fiestas patronales. Inicialmente, las celebraciones del solsticio de verano eran una forma de recordar la importancia del Sol y de sus ciclos en nuestras vidas y en la naturaleza. Un sol que para Platón era la representación de la idea del bien. Una fiesta patronal debería ser el vínculo para expresar las afinidades compartidas, sin embargo, para los amantes de los animales, se convierte en una pesadilla que nos aleja de esas señas de identidad comunitaria.

Dicen los expertos que nos encontramos en vías de hacer realidad el paradigma de nación digital. La Encuesta Mundial de Valores nos muestra como tolerantes, con una mentalidad abierta que está permitiendo transformar nuestros modos de pensar, pero en este país que se dice moderno, alrededor de 60.000 animales son maltratados cada año con el único objetivo de divertir, contraviniendo la Declaración Universal de los Derechos de los Animales aprobada por la ONU en Octubre de 1978, en la que se afirma: «ningún animal será sometido a malos tratos ni actos de crueldad; y si es necesaria su muerte ésta debe ser instantánea, indolora y no generadora de angustia».

Nada importa que la comunidad neurocientífica internacional más preeminente (Phillip Low y Stephen Hawking, entre otros), reunida en la Universidad de Cambridge el 7 de julio de 2012, firmase el primer Manifiesto sobre la Declaración de la Conciencia Animal. «El peso de las evidencias indica que los seres humanos no somos los únicos que poseemos los sustratos neurológicos que generan la conciencia. Los animales, incluidos los mamíferos, las aves y muchas otras criaturas comparten dichos sustratos neurológicos».
Los animales sienten porque tienen conciencia. Sienten alegría, tristeza, dolor, placer, añoranza, miedo, stress, inseguridad y otras emociones que hasta el momento se atribuían sólo a los humanos. También otras más evolucionadas como el sentido de la justicia, el amor maternal, el deseo de venganza, y el sufrimiento amoroso. ¿Nos suena? . Claramente son conscientes de sí mismos y de lo que les rodea.

Nada importa que diversos juristas y estudiosos congregados en la Universidad de Toulon (Francia), en el año 2019, declararan solemnemente que los animales han de ser considerados legalmente como personas físicas no humanas acabando con la cosificación de los seres sintientes, considerándolos como sujetos de derecho.

Nada importa que el artículo 13 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea establezca que los animales sean seres vivos sensibles y sintientes.

Este es el contexto, y como Asociación Animalista tenemos la obligación ética de poner de manifiesto nuestra posición al respecto: el arte, la cultura y la tradición no pueden ser invocados como coartada para el maltrato cruel y bárbaro que se produce en nuestras localidades con el único fin de la diversión. Es, a todas luces, una práctica inhumana, injustificable moralmente e impropia de una sociedad avanzada del siglo XXI. Nunca lo asumiremos como modelo cultural y lucharemos denodadamente para erradicarlo.

Asistimos atónitos a espectáculos propios de cavernícolas donde el arte y la cultura brillan por su ausencia. En nuestro país se celebran más de 17.000 fiestas en las que se lleva a cabo maltrato animal, a veces con resultado de muerte, de ellas, más de 7.000 en la Comunidad Valenciana: bous a la mar, toros embolados, caballos de tiro, burros… La realidad es que lo que observamos es crueldad y barbarie como consecuencia de impulsos atávicos incomprensibles. La tortura y la violencia legitimadas y normalizadas por algunos humanos conectados a la nostalgia de valores mal entendidos y peor gestionados, alentados por fuerzas involucionistas que tratan de retroceder a otros tiempos, en una España que, en palabras de Machado, ha de helarte el corazón.

Por desgracia, al maltrato recurrente y sistemático que se realiza sobre los animales, se suma otro tipo de maltrato más pernicioso y profundo que es el Institucional. «Aquel que se produce cuando quien, ostentando la responsabilidad de proteger a los seres sintientes, no solo lo hace, sino que lo tolera o consiente, lo subvenciona, y lo fomenta bajo la defensa de valores y conceptos sagrados como los de arte, cultura y tradición». (María del Pilar de Lara Cifuentes, Magistrada-Jueza y miembro experto de INTERcids).

Observamos con tristeza y preocupación el incremento de este tipo de celebraciones, organizadas y apoyadas por distintos gobiernos autonómicos y locales, que además se promueven entre los menores, con el único objetivo de evitar el constante declive de esta actividad.

Este tipo de espectáculos enseña a los más pequeños que la crueldad con los animales puede ser legítima y que la muerte de un animal se puede realizar por diversión. La violencia nunca debería justificarse y mucho menos enseñarse. Si queremos acabar con la violencia, hay que eliminar el maltrato hacia otros seres vivos.

El hecho es tan preocupante, que el Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas ha tenido que solicitar que se prohíba la participación de niños y niñas menores de 18 años tanto como toreros como espectadores de espectáculos taurinos. Esta petición ha sido fruto de la Campaña Infancia sin Violencia realizada por una entidad consultora de la ONU encaminada a «sensibilizar sobre los efectos nocivos de este tipo de espectáculos y su incidencia negativa en el bienestar físico y mental de los niños y niñas adolescentes».

Para entender el auge de estas actividades, es necesario contemplar una parte que nada tiene que ver con la tradición ni con el arte que arguyen: «El aspecto económico», porque en el fondo lo que se trata de proteger es el negocio, la actividad mercantil, la recaudación de las empresas que gestionan los espectáculos con animales y los elevados costes que engrosan las cuentas de las aseguradoras. Las ganaderías ven peligrar el futuro de las corridas a las que cada vez van menos espectadores ya que cuentan con menos apoyo. Desde 2007, el número de espectáculos taurinos ha caído en torno a un 61% según datos del Ministerio de Cultura, y por ello, las fiestas populares son un negocio en alza.

Cerca de 430 millones de euros de las ayudas europeas han terminado en manos de las ganaderías suponiendo hasta el 50% de sus ingresos, pero estas subvenciones están supeditadas al cumplimiento de normas sobre el respeto al medio ambiente, salubridad y calidad de la alimentación y al bienestar animal. Por ello, el Parlamento Europeo ha rechazado que se siguiera subvencionando la cría de cabezas de ganado cuyo destino final fuese la venta para actividades relacionadas con la tauromaquia.

En general, las partidas económicas que se destinan a las actividades taurinas acaparan un monto importante del presupuesto con el que cuentan los Ayuntamientos para la realización de las fiestas patronales. Ese dinero se abona con nuestros impuestos, y ha llegado el momento de decirles a nuestros gobernantes que un número muy significativo de ciudadanos y ciudadanas no queremos colaborar con nuestros impuestos a este tipo de espectáculos en los que se maltratan animales y llevan aparejada la violencia por diversión.

Además, estamos cansadas y cansados de tolerar que los defensores de estas celebraciones nos obliguen a aguantar no sólo estos lamentables espectáculos, también que publiquen manifiestos y discursos defendiendo estos actos como culturales en los que con frecuencia se nos tacha de agresivos, de minoría fanática, de fundamentalistas y en ocasiones hasta de tarados. Pues no, somos pacifistas e integradores y actuamos en defensa de los derechos de los animales. Además, queremos hablar y tener derecho a la discrepancia preservados por la misma libertad de expresión que nos ampara a todos y por supuesto actuando con libertad de conciencia, derecho humano fundamental que nos permite pensar y actuar de conformidad con nuestras convicciones.

Y somos muchos, probablemente más que los que nos imponen estas «tradiciones» en las fiestas de nuestros pueblos. Nosotros reivindicamos nuestras fiestas patronales, pero han de cambiar para que la costumbre no siga siendo una celebración de maltrato animal. Solo deberíamos sentirnos orgullosos y promover aquellas tradiciones que nos hacen mejores como seres humanos y que nos enriquecen individual y colectivamente.

16 Comentarios
  1. Manu dice:

    Taureau assassinés par un tas d’attardés !

  2. Jopelin dice:

    Sabe alguno de los contertulios donde se puede comer un buen arroz en Dènia después de los toros al mar

  3. Marjan dice:

    Mensen zijn de ergste beesten!!!
    Stop met zinloos geweld

  4. Stefanie dice:

    Ich wünsche mir so sehr, dass Tierquälerei verboten wird und endlich bestraft wird!

    Gegen ein Fest ist ja nichts einzuwenden und wenn sich die Teilnehmer gegenseitig betrinken und schlagen, ist das auch okay! Hauptsache, die Tiere müssen nicht für Belustigung leiden!

  5. Jopelin dice:

    Vsyaka godina edni i sŭshti argumenti: bikovete da, bikovete ne. Nyakoi sa tolkova skuchni, kolkoto i drugi. Edno e sigurno, maltsinstvata ot bikovete ne tryabva da se uvazhavat, no te tryabva da razberat, che sa: MALTSINSTVO

  6. Juana dice:

    Cuanto bombo le están dando al festejo y que poco a otras noticias como los inmigrantes que llegan muertos en el mar.

  7. Em Ryan dice:

    I just became a permanent resident and saw this spectacle from the sidewalk with the beautiful bulls terrified, panting, drooling from the heat… for the sport and entertainment of us two leggeds. We must do better! I cannot watch bulls being lasso’d and dragged in a panic by their horns out of the water. In a neighbouring town, they are advertising setting fire to their bulls’ horns at midnight. And the bullfights I understand have a long history of tradition in the families of bullfighters and in the lineage of the bulls. But we have evolved from this, have we not? I would not do this to my cat or my dog or any living creature. It is akin to pulling off a fly’s wings, watching a salted slug or frying an insect under a magnifying glass. What are we teaching our children?For curiosity, for fun, for tradition is not enough reason to harm other living beings. It does not honour them. Please stop bullying the bulls.

  8. Peter dice:

    I agree 100% with the authors.

  9. VecinoMarines dice:

    Fantástico comentario y VERDAD ABSOLUTA

    “Este tipo de espectáculos enseña a los más pequeños que la crueldad con los animales puede ser legítima y que la muerte de un animal se puede realizar por diversión. La violencia nunca debería justificarse y mucho menos enseñarse. Si queremos acabar con la violencia, hay que eliminar el maltrato hacia otros seres vivos.”

    Retirada inmediata de los Bous a la Mar y todo lo que ello conlleva de la declaración de “interés turístico “

    Basta de subvenciones a la barbarie y violencia!

    • Dani dice:

      Tu alucinas.
      Los Bous a la mar son una tradición y eso no se puede quitar.
      Hablas de violencia y comes carne.
      Desde luego, vaya política la tuya

      • Roy dice:

        Do not try to defend the indefensible with your “TRADITION” garbage If you recall during Roman times in the coliseum gladiators fought to the death that “tradition” seems to have ended as sure as Bous a la mar is destined to As for eating meat argument get real – completely different l don’t think animals are drowned in the slaughter house after running down a street being goaded by campesinas Enjoy your fiestes

      • VecinoMarines dice:

        Para eso existe la evolución del hombre y su razón, para eliminar “tradiciones “ que van en contra de toda moral y que solo pretenden continuar unos pocos cavernícolas retrógrados.
        Ya veo que tu solo comes coles y eso te afecta a la razón.

      • Luis dice:

        Los Altos de Fe de la Inquisición también eran tradicionales hasta que la propia evolución de la sociedad los hizo desaparecer. Cuatro siglos duraron.


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