La ausencia de fuegos artificiales no merma la devoción por la ‘Geperudeta’

A pesar de la decisión de la Cofradía de Pescadores de no lanzar el tradicional castillo de fuegos artificiales en honor a su patrona, la Mare de Déu dels Desemparats, la procesión de la Geperudeta estuvo cargada de devoción y cariño hacia la imagen que cuida tradicionalmente a los pescadores.

Con unos minutos de retraso arrancaba el recorrido con la salida de la imagen de su casa, la Iglesia de San Antonio. Los primeros en abrir la comitiva fueron los Júniors , y tras ellos decenas de niños y niñas que este año han tomado la comunión acompañados de sus padres y familiares. Las mayoralesas precedían la imagen de la virgen, llevada a hombros por los portadores de la Comissió de Festes de la Mare de Déu. Su presidente, Paco Arnau, dirigía los pasos de la imagen por las calles del barrio marinero.

Escoltando a la imagen desde atrás iban representantes de la Iglesia, de las diferentes entidades religiosas de la ciudad y de las dos fiestas dianenses: los Moros y Cristianos y las fallas. Para cerrar, como es habitual, la Agrupació Artística Musical de Dénia puso el acompañamiento musical.

A su paso por el colegio Maristas, una lluvia de pétalos cayó sobre la imagen mientras algunos alumnos cantaron una canción en su honor. Tras recorrer la calle Foramur, a su llegada a la calle Pont le esperaban los cargos de la falla Baix la Mar, que obsequiaron a la Virgen con un ramo de flores. Con la imagen ya en el puerto, los barcos comenzaron a sonar, este año más fuerte que nunca, para paliar la ausencia de fuegos artificiales.

Una pequeña vestida de comunión fue la encargada de depositar un ramo de flores a los pies de la escultura homenaje a los pescadores, momento que la comitiva aprovechó para desviar su habitual camino y acercar la imagen de la Virgen a los barcos por la parte trasera de la antigua lonja. Cuando la imagen llegó al punto de unión entre el puerto y la calle Marqués de Campo, los portadores la voltearon para que mirara al mar y sonó el himno de la Mare de Déu. Acto seguido, y por primera vez, se lanzaron pétalos y confetti a través de grandes cañones preparados para la ocasión.

Finalmente, la comitiva desfiló por Marqués de Campo hasta la calle Cándida Carbonell para llegar a la Plaza del Convento, donde de nuevo los porteadores giraron la imagen para que volviera a su casa, la Iglesia de San Antonio, mirando al pueblo.