Una joven de Dénia denuncia haber sido víctima de sumisión química tras recibir un pinchazo durante un festival

Una joven de Dénia se encontraba junto a sus amigos disfrutando del festival FIB de Benicàssim cuando notó el pinchazo con el que empezó su pesadilla. Se trata de un nuevo caso de sumisión química, los cuales están aumentando en gran número por toda España durante los últimos meses según han denunciado muchas afectadas tanto a las autoridades como por las redes sociales.

Entrada de Urgencias del Hospital de Dénia, donde fue atendida la joven tras el pinchazo

Este caso que ha afectado a una joven de Dénia, y del cual ha informado el diario Levante-EMV, se considera el primero destapado en la Comunitat Valenciana, aunque se estudian otras denuncias.

Sara Vives, de 26 años, estaba disfrutando de un concierto cuando un grupo de chicos se dirigió hacia donde estaba y, al cruzarse, lo hicieron pegados, rozándole tres de ellos el hombro. Al tercer contacto notó un pinchazo. «Como si me clavaran una banderilla», cuenta al Levante-EMV.

«Si me habían pinchado, algo querrían»

A la memoria le llegaron al momento todos los casos tan sonados las últimas semanas en los que mujeres han sido pinchadas con droga, habitualmente éxtasis líquido, en discotecas y fiestas. Al poco notó cómo le bajaba la tensión y sentía como si se le durmiera el cuerpo. En este punto, según cuenta al diario, empezó ha pasar mucho miedo, preocupada mirando a su alrededor con la sensación de que alguien iría a hacerle algo. «Si me habían pinchado, algo querrían». Huyó de donde se encontraba, atenta al movimiento de todos los hombres con los que se cruzaba, hasta llegar al punto violeta, sitio donde fue atendida de forma deficiente y sin ser tomada en serio, según ha explicado. Acto seguido fue a denunciar a la Guardia Civil lo que le había pasado.

Se dirigió a un ambulatorio esa misma noche con sus amigos y, pese a que insistió, no pudieron hacerle ninguna prueba, invitándola a ir al hospital. Así lo hizo a la mañana siguiente, ya en Dénia, donde le hicieron analíticas pero no encontraron rastro de droga ya que ésta se diluye rápidamente en la sangre. Eso sí, activaron el protocolo de pinchazo accidental para descartar que hubiese contraído algo a través de la aguja. Le recetaron medicación y un control cada tres meses para prevenir cualquier enfermedad derivada del pinchazo.

Tras su paso por el Hospital de Dénia, se dirigió al Juzgado de Instrucción Nº3 de la ciudad, donde formalizó la denuncia del pinchazo, así como denunció la actuación de las personas que la atendieron en el punto violeta del festival.