La Décima Cruzada protagoniza el boato de la capitanía cristiana, Guerrers Hospitalaris

En el verano de 1269 desembarcó en el puerto de Dénia un mensaje para el capitán de los caballeros Guerreros Hospitalarios de Dénia procedente de la ciudad al otro lado del Mediterráneo: San Juan de Acre. Vienen a pedir auxilio puesto que su ciudad, conquistada en 1191 por Ricardo Corazón de León en la III Cruzada, se encuentra en momentos críticos. Las huestes mahometanas presionan para conquistar sus tierras y las hermandades guerreras, entre las que se encuentran los Guerreros Hospitalarios, están exhaustas.

El embajador, Josep Martí Roig, acude a Dénia en busca del capitán cristiano, Salvador Gil García de León, del que dicen ser descendiente de Ricardo Corazón de León. Viene a pedir su consejo y armar la X Cruzada para auxiliar a las huestes cristianas en Tierra Santa.

Tras consultas y con bendidiones eclesiásticas, la hermandad convocó a todos los caballeros y tropas de toda la cristiandad europea para armar desde Dénia la X Cruzada, de modo que, al igual que en la III Cruzada, se acuda a San Juan de Acre al mando del capitán cristiano.

Tras su victoria, el capitán y su abanderada, MªJosé López Abellán, podrán plantar su bandera en la torre más alta de la ciudadela de Acre.

Ésta es la historia detrás del boato de la capitanía cristiana, a cargo de la filà Guerrers Hospitalaris, que sacó a la calle tres ballets, cinco bandas de música, cuatro escuadras y tres carrozas.