Este fin de semana Dénia celebra el regreso de un restaurante que nunca fue uno más. Heterocromia reabre sus puertas con una propuesta que mira a la gastronomía desde dos ópticas distintas, sin perder su esencia ni su ambición por ofrecer algo diferente. El proyecto liderado por Joan Ballester, chef y alma del lugar, vuelve con fuerza tras una pausa de renovación y reflexión que ha servido para consolidar una idea: cocinar no es solo alimentar, es emocionar.
Un alma: dos conceptos
La reapertura de Heterocromia no responde a una moda, sino a una necesidad: devolver a la ciudad un espacio que se ha convertido en símbolo de sensibilidad estética, coherencia gastronómica y libertad creativa. Uno de los rasgos más singulares del restaurante es su distribución en dos ambientes completamente distintos, diseñados para provocar sensaciones diferentes.
Uno propone en su interior una atmósfera contenida, íntima, donde cada elemento invita a mirar hacia dentro y conectar con el momento a través de una cocina más refinada. El otro espacio —vibrante, luminoso, inesperado— invita a dejarse llevar, a compartir y a experimentar la cocina desde una óptica más lúdica y multisensorial, a través de finger food y smash burgers. No hay un camino correcto: hay una invitación a elegir desde qué perspectiva vivir la experiencia.
Cocina de autor con reconocimiento y raíces
La propuesta gastronómica de Heterocromia se aleja del artificio, pero no de la innovación. La cocina de Joan Ballester parte del respeto al producto local, al recetario mediterráneo y a la memoria culinaria, pero incorpora técnicas contemporáneas, influencias viajeras y una curiosidad inagotable.
Esa inquietud creativa ha sido reconocida recientemente con uno de los premios más destacados de la escena culinaria valenciana: Joan fue el ganador del galardón al Mejor Arroz Creativo de la Comunidad Valenciana en 2023 y 2024, gracias a una receta que combina gamba roja, salmonete y un tratamiento del grano impecable. Un arroz que resume su estilo: técnica, sensibilidad y riesgo medido.
Pero en su cocina no todo es arroz. La carta evoluciona con las estaciones y se expresa a través de platos perfeccionados, con una elaboración más sofisticada, que apelan al descubrimiento, a la emoción y a la narrativa. Cada pase es una pequeña historia contada con ingredientes de cercanía y creatividad sin artificios. Se trata de sorprender sin caer en lo obvio, de generar preguntas sin perder autenticidad.
Un regreso consciente
Joan Ballester explica que desde su restaurante querían construir una propuesta diferente: «Heterocromia es una forma de ver la gastronomía desde dos ópticas diferentes, y permitir que cada persona decida desde cuál quiere mirar, sentir y saborear. Esta reapertura es un nuevo comienzo, más consciente, más comprometido y más creativo».
Y eso se nota no solo en los platos, sino en la experiencia completa: en la luz que cambia a lo largo de la velada, en el servicio cercano o en la elección de cada elemento del entorno. Todo está diseñado para que cada visita sea única.