Beatriz Rico inaugura su exposición en el Centre d’Art l’Estació

Picasso decía que “la inspiración debe cogerte trabajando”. Así es como nos recibe Beatriz Rico en su estudio, lista para desenfundar sus armas y con pincel en mano. Innovadora y perfeccionista la artista cuida los detalles hasta el último momento. Nos ofrece un café y sonriendo comenta “dispara”. Nos da la señal perfecta. Sin poder evitarlo, nuestra atención se focaliza en su autorretrato de vivos colores. Rojo y naranja son las tonalidades que “te empujan a la acción”. Y pincelazo en lienzo pone el punto final al trabajo de su próxima exposición, el arte como medio de expresión y comunicación.

La artista alcoyana aún sostiene el pincel en la mano, cuando, por curiosidad, le preguntamos acerca de sus influencias más inmediatas en las obras de esta exposición. Sorprende su respuesta, pues nos comenta cómo no sólo algunos grandes artistas consagrados de la talla de Klee, Kandinsky, Albers, Ibsen, Rothko y Kurt Schwitters, a través de su particular exploración de la poética de los estados de ánimo, sino también la amplia tradición Goethiana e incluso el influjo de la Bauhaus mediante el uso artístico de la psicología y la espiritualidad del color son sus fuentes inspiradoras en los últimos años.

Nos explica además que en su trayectoria vital ha ido descubriendo cómo las experiencias personales, las estancias y los viajes (especialmente a partir de los estudios escenográficos iniciados años atrás en la Academia de Bellas Artes de Roma) le han aportado un plus de inspiración que han marcado de manera especial su visión artística de la pintura, en concreto acerca de conceptos como el Espacio, la Luz y el Volumen. Sin duda, su paso por el país transalpino ha dejado huella de forma notable en su carrera profesional, ya que nos destaca con vehemencia las aportaciones, mayoritariamente positivas, que le supuso su estrecha colaboración con la Academia y otras instituciones como el Teatro Nazionale de Roma para la elaboración de su Tesis Doctoral sobre el espacio escenográfico.

Nos destaca que para ella es imposible no reconocer la impronta a nivel personal, y por supuesto profesional, que supuso su paso por Italia pues la cantidad de gente interesante y de cierta relevancia en el panorama artístico europeo e internacional que pudo conocer y con la que mantiene una relación amplia en dichos aspectos es sumamente enriquecedora. Colaborar de tú a tú con todos ellos y ellas le ha cambiado la manera de afrontar y entender el arte y la vida en gran medida. No duda ni un segundo en afirmar que volvería a viajar una temporada al país vecino casi una década después, pero ahora con un nuevo punto de vista sobre muchos aspectos artísticos que le serviría para ampliar sus conocimientos. Por otro lado, reconoce que lo más duro cuando se empieza es tener que buscarse la vida como artista partiendo de cero, sin contactos, sin ayudas, aunque debido a su tremenda personalidad positivista y enérgica, incluso de estas circunstancias negativas se aprende día a día para despertar la conciencia y fortalecer el carácter y el ánimo, forjando así la personalidad del “artista-trabajador” o “artista-obrero” como nos dice entre bromas. No en vano, confiesa estar totalmente de acuerdo con la sentencia atribuida a Picasso, “la inspiración debe pillarte trabajando”.

El trabajo duro diario en sus mil y una vertientes es la base necesaria para aprovechar un segundo de inspiración creativa. Sin este trabajo diario y constante no hay progreso, no hay crecimiento personal ni artístico. Renoir, murió con un lapicero entre sus dedos, y Monet aún ciego, no dejó de pintar… Le formulamos la eterna pregunta de si el artista nace o se hace, a lo que Beatriz nos responde que, para ella, lo innato en el artista es el valor de una mayor sensibilidad, una predisposición a una mayor valoración perceptiva de las cosas y los sentimientos. Dice, se debe explotar desde pequeños, haciendo que el individuo crezca y sea capaz de desarrollar su creatividad en distintos ámbitos de su vida. Lo aprendido es la técnica. El control de la misma llega con el trabajo y la tenacidad. El artista debe autoaplicarse una disciplina de trabajo militar.

Actualmente, y debido a que reside en Dénia, la joven alcoyana nos cuenta cómo vivir junto al mar ha influido en el color y la luz de los retratos y su obra abstracta. “Tengo mayor contacto con la naturaleza, el mar, el aire libre… esto implica un cambio anímico”, nos dice abiertamente. “Ahora mismo la abstracción y el retrato son dos temas que me motivan muchísimo. Trabajo con ellos de forma paralela. En los retratos, siempre me he sentido atraída por el factor psicológico. Por otra parte, en lo abstracto, la atracción creo que viene producida por la motivación que siento sujeta a mi investigación académica personal. También es cierto que con el tiempo, la temática va cambiando, quizás ahora algo menos social. Me gusta experimentar con otra vertiente del retrato, más sensual y directa”. Es por eso que nos revela, no sin cierto misterio, en qué anda ocupada estos últimos meses y cuáles son sus planes de futuro inmediato: “Estoy trabajando en unos bocetos de una serie de obras en gran formato así como en un grupo de nuevas obras a modo de “suite” introductoria a una colección más amplia en donde el factor de la Identidad a través del retrato cobra mayor importancia e intensidad, como ya inicié en una primera colaboración para el I.M.O.W. (International Museum of Woman de San Francisco) y que tendrá continuidad en un futuro cercano. De momento esta pequeña “suite” formará parte de mi próxima exposición en Valencia”.

Así acabamos nuestro fugaz encuentro con Beatriz Rico, seguros de que tan pronto nos alejemos de su estudio de trabajo, retomará su diálogo íntimo con los pinceles y lienzos en una constante relación comunicativa entre persona y objeto y a la que acude puntualmente día tras día.

La exposición de pintura de Beatriz Rico estará abierta al público desde el 17 de diciembre al 31 de enero, todos los días de 10 a 13 h. y de 16 a 20 h.

Belén Satorre Berbegal