Llega al final de su recorrido la polémica sobre la reurbanización de la plaza Valgamediós de Dénia. O, al menos, por ahora, pues una de las mayores preocupaciones resultantes de la cuestionada obra parece haberse solucionado.
Pongámonos en contexto. Cuando se concluyeron las obras en la plaza Valgamediós, los falleros del distrito Oeste, cuyo monumento se levanta cada año en dicho punto, observaron incrédulos cómo la obra resultante no coincidía con el proyecto que se presentó. En lugar de haber peatonalizado la zona a una sola altura, como se había anunciado, se creó una plataforma central, a modo de glorieta, a distinta altura de las carreteras que la rodeaban, siendo una de ellas peatonal pero manteniéndose el asfaltado y el nivel original. La anchura de esta elevación, demasiado estrecha, impedía que pudiera servir de base para ningún monumento.
Desde el Ayuntamiento aseguraron en distintas ocasiones que solo se trataba de la primera fase del proyecto, aunque los acabados apuntaban que era una obra finalizada. Del mismo modo, indicaron varias veces que se trabajaría para unificar la plaza en una misma altura y que estaría antes de fallas terminado el trabajo. Las fallas se atrasaron varias veces, estas obras también, por lo que llegamos a marzo de 2022 y todo sigue igual.
El consistorio ya lo había asumido meses atrás, llevando a cabo distintas reuniones con la comisión de la Oeste y llegando a un acuerdo que hoy se ha materializado. En el problemático tramo que se mantuvo un palmo por debajo del resto de la plaza, lo que fue parte de la carretera Ronda de les Muralles y hoy es peatonal, han colocado este viernes un parche temporal de hormigón, cuyo coste ha asumido el Ayuntamiento, el cual se espera que se seque durante los próximos días para resistir una de las fallas habitualmente más grandes de la ciudad.
Una vez sea ésta pasto del fuego, se picará y retirará. Y, si todo marcha como se espera, el año que viene ya se podría plantar el monumento con la plaza Valgamediós por fin terminada.
Que manera de gastar el dinero del contribuyente. Que lo pague el que no haya hecho bien los deberes.
Que lo paguen los falleros de su bolsillo, esa obra es para ellos. Como se hacia antiguamente si quieten respetar la tradición que se lo paguen ellos. Aquí la verdadera fiesta está en el festival de subvencionados.