Llevamos ya un año de pandemia y en ella hemos aprendido que solo existen dos formas de combatirla: o cerrando puertas o inmunizándonos. Confinarnos es efectivo, pero demasiado duro y tiene consecuencias económicas que ya conocemos. Por suerte, ahora existe la otra opción desde que se aprobaron las vacunas, el problema es que se está dilatando exageradamente el proceso.
El objetivo de España era vacunar al 80% de la población de mayores de 80 años antes de finalizar marzo, y esto no se ha conseguido. En la mayoría de comunidades solo han recibido la primera dosis entre el 60 y el 70%, y la segunda menos de un tercio del total. Si se pretendía llegar al verano con gran parte de los españoles inmunizados es mejor replantear los objetivos.
Ahora bien, lo cierto es que las personas que han recibido la vacuna celebran con alegría poder descansar más tranquilos, sobre todo si hablamos de los mayores, el colectivo con el que la pandemia ha sido más letal. En las residencias no llegó ni tan siquiera eso de la nueva normalidad, sino que se mantenían resguardados del exterior con pocas o ninguna visita durante un año para evitar brotes.
No obstante, la mayoría de residentes vacunados vuelven a respirar, empezando a abrir las puertas de los centros e incluso saliendo a pasear por las ciudades como lo hicieron los de la residencia Santa Llúcia hace unos días. Y no se queda ahí la cosa, sino que más pronto de lo esperado podrían volver a compartir y disfrutar las sonrisas que hasta ahora se escondían tras una mascarilla.
De acuerdo con las declaraciones de Fernando Simón durante el control de la situación del lunes, se está planteando quitar la obligatoriedad de las mascarillas a la población ya vacunada. Y no habla de planes a largo plazo, sino que apuntó a que podría aprobarse la medida para entrar en vigor después de Pascua.
Y al parecer no sería la única relajación de medidas de distanciamiento social para vacunados, aunque no ha concretado qué otras podrían aliviarse durante las próximas semanas.
Pese a la declaración del director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, lo cierto es que el Gobierno de momento ha apostado no por aligerar el decreto de portar mascarilla, sino endurecerlo, puesto que dejará de estar permitido disfrutar de playas o piscinas sin mascarilla como hasta ahora.
Que ignorancia e incomprensión por parte de don simón nuestro ilustre asesor Gubernamental. Los vacunados continúan contagiando a los demás y solo les «proteje» a los que se les pone la vacuna y no al resto…. si los vacunados van sin mascarilla y los demás no es lo mas egoísta e insolidario del mundo ya que el vacunado estará tranquilo pero irá contagiando al resto jajajaja
Que vacunen ya a los grupos de riesgo y dejen tranquilos a la gente joven y sana que de nada les sirve la vacuna y las mascarillas.
Menudo negocio hay montado con las vacunas. Una letalidad del 0.03 % por lo visto justifica vacunar a todo el mundo literalmente….. por esa regla de tres deberíamos vacunados absolutamente de todas las enfermedades que existe ….
Empezar a valorar objetivamente cada uno de vosotros la situación y veréis el chiringuito que hay montado
Gracias José, tienes toda la razón. Parece que una persona vacunada aún puede infectarse y transmitir… ¿Qué sentido tiene entonces la vacunación? ¿Es una vacuna en absoluto? Así que las máscaras se mantendrán, el distanciamiento social y el desorden social se mantendrán, la economía seguirá cayendo, el alarmismo continuará. La única esperanza es que, gracias a la vacunación, el gobierno tenga una excusa para salir del atolladero en el que se encuentra.
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor http://www.DeepL.com/Translator
lo que propone el Sr. Simon no debería hacerse en absoluto. Las personas que no se vacunan no deben ser discriminadas de ninguna manera según las directrices del Consejo Europeo. resolución 2361.