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Maestra, escritora y amante de Dénia: la vida de Maria Ibars

03 de marzo de 2024 - 08:00

«Canta, donzella, que Déu
en donar-te dolça veu
et va fer per a cantar»

Ana María Ibars Ibars, dianense de sentimiento, escribía estos versos en 1949. Ella también tenía una voz de las que debe ser escuchada y así lo manifestó en todas las facetas de su vida: escritora, maestra y activista. Aunque era de ideología católica y tradicional, toda su vida luchó por la promoción de la lengua valenciana, la modernización de la enseñanza y el fin de las injusticias hacia las mujeres.

Maria nació en València el 29 de febrero de 1892 en el seno de una familia humilde que se trasladó a Dénia cuando ella tenía pocos meses de vida. Sus padres trabajaban en el servicio para una de las familias más ricas de la ciudad, quienes se sospecha que pagaron su educación, según relata el investigador Carles Mulet i Grimalt en el reportaje «Ana María Ibars: Mestra i Dona» del Ayuntamiento de La Font de la Figuera.

Tener estudios con un origen obrero era algo insólito en aquella época. Maria lo consiguió: a los 19 años obtuvo la titulación de maestra tras estudiar Magisterio en la Escuela Normal del Magisterio de València. Fue entonces cuando sus ideales, como los de cualquier joven que empieza a descubrir el mundo, se empezaron a formar. Para ello contó con la ayuda de Carles Salvador, un amigo que conoció por entonces y que influyó en la escritora, introduciéndola en sus ideas de renovación de la enseñanza y la valoración del valenciano.

La Font de la Figuera: enseñanza y romance

Con estos nuevos pensamientos y una maleta en la mano, tras acabar la formación a Maria la destinan a Font de la Figuera en 1916. Según los testigos que aparecen en el citado documental, Maria fue una docente innovadora: creó la primera biblioteca del pueblo y dio clase también al sexo masculino, algo mal visto y que contrajo una denuncia, una de las razones por las que se fue de la localidad. Sin embargo, gracias a sus lecciones, los niños pudieron ejercer el oficio de cartero.

Fue en la Font de la Figuera donde conoció el amor a través de Vicente Payá Pla, con el que contrajo matrimonio y tuvo dos hijos: Raquel, nacida en 1918, y Darío, nacido en 1919. Cuando ambos hijos comenzaron sus estudios superiores en València, la maestra decidió trasladarse junto a ellos en 1934. Quien no les acompañó fue su marido, el cual trabajaba en Alcázar de San juan (Castilla-La Mancha), según se informa en el documental, por lo que mantuvieron una relación a distancia.

Sus primeros escritos

Sola pero bien acompañada, Maria Ibars volvió a relacionarse con Carles Salvador y otros intelectuales y comenzó entonces otra etapa de su vida, retomando la personalidad reivindicativa de su juventud. En 1935 se apuntó a las clases de su amigo en el Centre de Cultura Valenciana. Empezó a colaborar con medios como Las Provincias o El Vers Valencià. Además, participó en instituciones como el Consell de Cultura i Relacions Valencianes. Siempre actuó bajo dos premisas: promover el valenciano y las formas de enseñanzas más modernas.

Una vez comienza la Guerra Civil, desparece del panorama literario. Ya en la postguerra, a pesar de las restricciones franquistas con los idiomas autóctonos, la escritora conseguirá cultivar el género de la poesía en valenciano con sus publicaciones en los Almanaques de Las Provincias o revistas como Pensat i Fet y L'Altar del Mercat, además de participar en los Llibrets de Fallas.

Su obra y el amor por Dénia

Maria nunca dejó de pensar en la ciudad que la vio crecer, Dénia. De hecho, en sus escritos era recurrente que usara la frase «a l'ombra del Montgó» como dedicatoria. En 1949 homenajea a la localidad con su primer libro, Poemes de Penyamar, poesías dedicadas a la zona donde tenía su casa dianense. Fue en este año cuando también, por primera vez, participó en los Jocs Florals de València con Vides planes, una novela, ganadora en su categoría y que saldría publicada en 1962. En 1950 volvería a ganar el certamen junto a Sofía Salvador por La conversió dels jueus.

Maria, insaciable y llena de palabras que contar al mundo, continuó con colaboraciones en revistas como Glorieta i Sicània y La Marina, donde seguía cultivando el verso. Fue en esos años sesenta cuando publicó muchas de sus obras: en 1965, L'últim serf; entre 1961 i 1967, salen a la luz sus cuentos con Nostres Faulelles. También escribió novelas en castellano: en 1961 se publicó Como una garra (1961) y en 1963 surge Graciamar.

La mayoría de su trabajo se basó en el género novelístico y una temática recurrente fue la capital de la Marina Alta, además de la denuncia a actitudes machistas y violentas contra la mujer. La voz de esta escritora, a la que tanto le gustaba ser escuchada, se fue apagando poco a poco. Pasó sus últimos años en Dénia, alternando con Madrid. Sin embargo, finalmente murió en València el 9 de enero de 1965. De su voz, transgresora, quedó el silencio.

Y aunque esta escritora ya no esté presente en Dénia, la ciudad no la olvida. En honor a su figura, uno de los institutos de Educación Secundaria de la ciudad lleva su nombre, el IES Maria Ibars. Además, la Acadèmia Valenciana de la Llengua ha declarado 2024 como «Año Maria Ibars», celebrando una ceremonia el pasado jueves 29 de febrero en la localidad para presentar este homenaje.

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