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¿La última generación de agricultores en Dénia?

22 de septiembre de 2024 - 08:00

Gran superficie de Dénia está compuesta por campos agrícolas, muchos de ellos abandonados. ¿A qué se debe esta situación? ¿Cuál es el futuro de la agricultura en la localidad? ¿Existen nuevas generaciones que se quieran dedicar al campo? ¿Cuáles son las claves para que la agricultura sobreviva en terreno dianense?

Los agricultores Sergio Molina, Antonio Hedilla y Marc Peris cuentan a Dénia.com cómo se encuentra el panorama actual en la localidad y cómo ven el futuro de la agricultura.

Las nuevas generaciones se alejan del campo

Ninguno de los tres entrevistados conoce a agricultores menores de 30 años en Dénia. Marc Peris tiene 31 años. Hace 3 decidió dedicarse a la agricultura, su pasión. Sus familiares y amigos ya le advirtieron de que se trataba de un «inestable y muy duro» oficio, pero también le animaron porque sabían que era lo suyo.

Según las estadísticas, en la provincia de Alicante el 49,9 % de los agricultores tiene 65 años; un 0,3 % de agricultores tienen menos de 25 años, y un 2 % de agricultores tienen entre 25 y 34 años (datos de 2020 extraídos de Red 2030).

Ahora Marc ha tenido que dejar su empleo a tiempo completo y ha comenzado a trabajar de forestal, dedicando la mitad del tiempo a sus cultivos. «Me he cambiado por la inestabilidad del campo. Siendo mi único ingreso, he tenido meses muy malos y ser autónomo es bastante difícil», comenta Marc a Dénia.com. Los tres entrevistados combinan la agricultura con otras actividades económicas.

El joven agricultor usa los terrenos que le cedieron sus vecinos y en ellos tiene tomates, berenjenas, pimientos, pepinos, melón, judías… «Para mí el trabajo físico no es problema. Para mí lo complicado es vender la cosecha, cuando te viene todo de golpe y no tienes dónde venderlo», explica. Marc vende directamente al consumidor y también a alguna tienda, escuelas, fruterías y restaurantes… Pero cuando hay un exceso de producción es un problema.

Marc no conoce a nadie que quiera dedicarse al campo. «Siendo joven, estás tú solo, sin maquinaria, con todo por empezar, hacen falta muchas cosas… y dependes de que el consumidor te compre. Es muy difícil», explica.

Sergio Molina (de 48 años) viene de familia agrícola en Málaga e indica también que, si alguien no ha estado vinculado a la agricultura desde joven y se ha enfocado a labrarse un porvenir enfocado a estudiar una carrera, «tampoco tiene necesidad de complicarse la vida porque al final la agricultura es una lotería y requiere de una inversión significativa».

Antonio Hedilla (40 años), que se encarga de su finca familiar desde hace 3 años, agrega otro punto de vista alegando que, a pesar de que se dice que la agricultura es dura, también existen otros trabajos que no son sencillos: «Estar toda la noche en un bar sirviendo copas a turistas borrachos también es agotador, igual que trabajar en la obra».

Terrenos abandonados y nuevos usos

Los tres agricultores coinciden en que existe gran cantidad de terreno agrícola abandonado en Dénia. Según el último estudio de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA), la Comunitat Valenciana sigue siendo la comunidad autónoma con mayor superficie abandonada de toda España. En 2023 batió su récord histórico de tierras agrícolas dejadas de cultivar, al alcanzar las 173.676 hectáreas.

Este informe expone que los cítricos fueron el cultivo valenciano que perdió más terreno, 1.633 hectáreas menos en 2023. Sin embargo, el del aguacate y el kiwi crecieron un 30 % en el último año, con 848 hectáreas y 142 hectáreas más, respectivamente.

Por otra parte, algunos agricultores están vendiendo sus terrenos para otros usos. Marc ve práctico que los hijos de familias que se dedicaban al campo vendan sus tierras antes que intentar labrarlas: «Con lo que ganas vendiendo el terreno… no lo ganas en agricultura en años», lamenta.

Antonio conoce casos en los que se está vendiendo este tipo de terreno para la construcción: «A veces llegan extranjeros que se quieren hacer una casa y pagan muy por encima de mercado, entonces la gente que tiene suelo agrícola se lo vende caro. A mí por ejemplo me pasó en Torre Carrals: yo estaba interesado en un suelo agrícola que estaba en venta y me daban unos precios de locos porque al parecer había unos holandeses que estaban dispuestos a pagarlos para hacerse una casa».

«Entonces hay gente que se hace casas haciendo un poco ‘la trampa’ y diciendo que es una caseta de aperos (pequeñas construcciones pensadas para instalar en fincas y jardines, y cuya principal función es la de almacenar los elementos de limpieza y jardinería)», añade.

Los naranjos, un cultivo desfasado

Los entrevistados son testigos de cómo en Dénia las nuevas generaciones provenientes de familias que se dedicaban a la agricultura han dejado los campos abandonados, ya que al predominar las plantaciones de naranjos, no encuentran una manera de hacer rentable su producción.

«Lo que veo aquí es que a los agricultores, que suelen ser ya personas mayores, les da pena quitar los naranjos», explica Sergio, que lleva 6 años cultivando en varias fincas alquiladas de Dénia y se ha especializado en el aguacate y el mango.

En su caso, Antonio cuenta cómo su familia se había dedicado toda la vida a la naranja y esos campos ahora estaban olvidados. El emprendedor decidió cambiar todo: «Era una lástima tener una finca agrícola sin uso porque le veía bastante potencial. Entonces me hice cargo y puse distintos frutales y hortalizas de temporada».

Claves para la supervivencia de los agricultores en el futuro

Sergio ve como un método de supervivencia del oficio entre las nuevas generaciones el hacer una fusión de agricultura con turismo rural: «Si hubiera facilidades para el desarrollo de una pequeña casita, el terreno se podría dedicar al alquiler de uso vacacional, no solo para verano. Eso aseguraría más probabilidad de sacarle una rentabilidad a la finca, siendo segura la actividad turística y los cultivos serían un extra si salen bien», comenta el agricultor, que conoce esta situación de primera mano, ya que su familia lleva un tipo de negocio similar a este en Málaga.

En la Marina Alta ya hay un ejemplo de ello. Vicent y Maria son una pareja que en 2021 creó el Riurau de la Seniola, en Xàbia. Empezaron cultivando campos del abuelo de Vicent que estaban abandonados y ahora combinan esta producción hortofrutícola con actividades rurales y el alquiler de un alojamiento para agroturismo. «Creo que esta tendencia va a ir a más, hay un interés creciente en el turismo rural», explica Vicent a este periódico.

Otra clave es la diversificación. «La agricultura es una apuesta y, cuando se hace una apuesta, lo ideal es no apostar todo a un producto», explica Sergio, que tiene cultivos de aguacates, mangos e higo chumbo.

«Al final un agricultor joven o moderno tiene que estar adaptándose a los requerimientos del mercado y, si no te funciona un cultivo, pues tienes que plantar otro», añade el experto.

Antonio expone que los emprendedores se están intentando meter siempre en el circuito de los grandes productores y distribuidores, pero «para los cultivos en la Marina Alta funciona mejor quien hace venta de proximidad».

En este sentido, Marc apunta que los pequeños agricultores podrán sobrevivir al auge de las multinacionales porque el consumidor no es el mismo y la venta directa es la clave: «Los que consumen de multinacionales no vienen a comprarme al campo, mis clientes están más concienciados», explica el agricultor.

Además, Sergio señala que las nuevas tecnologías suponen una gran herramienta para el futuro agricultor. Cree que la tendencia va a ser la venta a través de Internet, no solo a nivel nacional, sino a nivel europeo. «El negocio online, permite tener una venta directa y recurrente al consumidor final», explica.

Sin embargo, los tres coinciden en que se trata de una vocación. «Yo creo que al final es una cosa que te tiene que gustar, que sientas algo en tu interior… que te mueva ver el desarrollo de tu finca, independientemente del resultado», dice Sergio.

«El oficio de agricultor se va a mantener en el futuro. Es un trabajo que cuando empiezas con él es muy difícil abandonarlo, tienes que estar muy mal para dejarlo», concluye Marc.

Deja un comentario
  1. Volkmar dice:

    Bio-Anbau als gefragte Variante und gute Alternative zum Supermarkt wäre toll. Gesund-regional-nachhaltig.
    Damit lässt sich auch gutes Geld verdienen, denn die Nachfrage steigt.

  2. Jopelin dice:

    Dedicado a los giliprogres que pululan por Dénia manifestándose sobre el turismo.
    Imagino que ellos serán los primeros en cultivar esas extensiones de campos agrícolas.
    O cómo me temo con tal de tener un chiringuito social pagado con nuestros impuestos y Alcaldía «progresista» les vale para el sueldo y salir a almorzar

  3. Enrique dice:

    Creo q la venta directa al consumidor es la solución, ahora bien no se pueden poner precios por encima de los supermercados de la zona… un precio que fuera ligeramente competitivo y así ganaría el productor y el consumidor, cuando solo uno de ellos hace negocio, el negocio muere. Un saludo

    • Luis dice:

      » No se puede poner precios por encima de los aupermercados de la zona»….» poner precio ligeramente competitivo»….
      Los supermercados pueden poner los precios que ponen porque compran en grandes cantidades a grandes productores nacionales e internacionales.
      Un pequeño productor no puede competir con eso. Pero lo que si puede hacer, es aportar lo que los otros no pueden, producto de temporada de calidad superior, vendido en tiendas especializadas, no grandes superficies, eso tiene un precio y va dirigido a otro tipo de consumidor, no a la gran masa.

    • Agus. E dice:

      Hola Enrique, el preu va lligat al model de producció, per posar un exemple, la qualitat del producte, la tomaca del supermercat té un sabor i la de proximitat un altre, aleshores és llògic que tinguen preus diferents. Salutacions.


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