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Franck Robert de Centre Fisiobioestètic: «No nos podemos imaginar lo duro que es nacer, física y emocionalmente»

02 de marzo de 2017 - 10:57

En la mayoría de los casos, el llanto es el primer acto de vida de los seres humanos. Su papel es fundamental y tiene un fuerte valor simbólico.

Después de haber pasado más de nueve meses en un entorno seguro, ahora el bebé tiene que enfrentarse a sensaciones nuevas: su organismo deja de depender de su madre, siente espacio a su alrededor, la temperatura es más baja y debe empezar a respirar por sí mismo.

Al nacer, el bebé emite una serie de toses y gemidos que le ayudan a despejar las vías aéreas de líquido amniótico, y que generalmente terminan convirtiéndose en llanto. Éste favorece que el aire circule con más facilidad, abriendo los alvéolos pulmonares, permitiendo que empiece el flujo de la vida.

Más allá de las circunstancias, el nacimiento y el llanto que le acompaña son un acto de supervivencia. El bebé reivindica su deseo de vivir.

El llanto del bebé o cuando un bebé llora no es una fatalidad sino un acto de comunicación. Por lo tanto, quien haya tenido en sus manos un bebé llorando habrá sentido su alma y su cuerpo vacilar.

Los bebés no engañan, no mienten y no se esconden. Son el espejo de lo que viven. La sonrisa de un bebé es tan profunda como sus llantos. Éste lloro nos pueden hundir en una desesperación que no olvidaremos, porque nos refleja nuestros propios miedos al sufrimiento.

¿Por qué llora mi bebé?

En la mayoría de los casos el bebé llorará si tiene sueño, hambre, frío, miedo, soledad, tristeza, cansancio, dolor o molestias. Reconocer lo que el niño expresa es fundamental para atender a sus necesidades, entenderlo se convertirá en algo apasionante.

Sin embargo, alguna vez, a pesar de toda nuestra máxima atención, parece que no hay manera de aliviar a tu bebé y el llanto se transforma en una tortura para quien se siente desesperado y desarmado. Alguna vez lo llevaremos al médico y, si tiene algo, se solucionará el problema. Otras veces, no tiene nada a nivel clínico y nuestro calvario se repetirá otras y otras veces porque su malestar no está relacionado con la enfermedad sino con su cuerpo, que no le deja en paz.

No nos podemos imaginar lo duro que es nacer, física y emocionalmente. El cuerpo y la piel son la fortaleza y la memoria de nuestras primeras vivencias. Como dijo el Dr. Frederick Leboyer “no debemos olvidar que los cinco sentidos son uno. Y todos ellos, extensiones de la piel.”

Los bebés con su llanto nos ofrecen la oportunidad de ayudarles. “Es a través de nuestras manos que hablamos con el niño, que nos comunicamos. El tacto es el primer idioma del niño, la comprensión llega mucho después de sentirse.”

Las manos expertas de un profesional sabrán encontrar el punto de encuentro en el cuerpo del bebé para liberar aquella tensión que no tiene otra expresión que aquel llanto que se repite una y otra vez en las mismas situaciones.

Son numerosos los síntomas donde podemos ayudar al lactante, desde una simple tortícolis, problemas de sueño, cólicos, reflujo, dificultad para mamar, para respirar, pérdida del apetito, llantos sin razones...

Siempre resulta gratificante y maravilloso devolver a este pequeño ser una sonrisa y la libertad de expresarse y sentirse existir a través de su cuerpo.

Franck Robert
Fisioterapeuta experto en terapia osteopatica del lactante con más de 18 años de experiencia. Contacta con él, en el teléfono 628156392.

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