Dianium Dansa mantiene viva la tradición de los Bailes del Corpus en Dénia

La celebración del Corpus en Dénia tuvo lugar este domingo y transcurrió por el recorrido más largo, el que sale de la parroquia de San Miguel y finaliza en la parroquia de la asunción, atravesando la palza París, paseo del Saladar y calle Diana hasta la iglesia.

Un año más, los encargados de darle vida a la procesión civica fueron los miembros de Dianium Dansa, que celebran uno de sus días grandes poniendo en movimiento al Dragón, a los gigantes Tirant i Carmesina, a los cabezudos y a los bailarines de todas las edades que forman parte de la agrupación.

Los bailes comenzaron con el Dragón, la figura que Dianium Dansa incorporó a su comitiva en 2012 y que simboliza la ferocidad del demonio. Además es también una de las que más curiosidad despierta entre los niños y niñas que asisten como público.

Tras la colla de xirimiters bailaron los gigantes Tirant i Carmesina, que desde 2011 forman parte de estos bailes. A continuación desfilaron los cabezudos, cuatro parejas de diferentes razas que simbolizan el culto a la eucaristía en los cuatro continentes.

Los más pequeños de la formación fueron los siguientes protagonistas, demostrando sus cualidades en la dansa de les Panderetes, la dansa dels Llauradors, la dansa del Palotets, la dansa dels Arquets y la dansa del Cavallets, todos ellos con ela tuendo correspondiente en cada uno de los bailes.

Les siguieron las encargadas de la dansa de les vetes de Sueca, muy llamativa al realizar una vistosa trenza con las coloridas cintas que portaban, similares a las utilizadas en el siguiente baile, el ball de la magrana.

La última parte de la procesión cívica la compusieron la tradicional Dansà de Dénia, que Dianium Dansa ha recuperado del olvido hace unos años, y la dansà plana y la folklòrica. Como es tradicional, cerró los bailes el esperado Ball de la Moma, la representación de la lucha del bien y del mal. Está integrado por los momos, siete bailarines que representan los siete pecados capitales, y al Moma, un hombre vestido de blanco que representa la virtud y que porta un cetro y una corona de flores.