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Cuatro años desde que Dénia normalizara las mascarillas mientras sus calles se vaciaban

13 de marzo de 2024 - 09:36

Esta semana se cumplen cuatro años desde el inicio de la pandemia de la COVID-19, en la que los vecinos y vecinas de Dénia normalizaron el uso de mascarillas, el teletrabajo y descubrieron las muchas posibilidades de un pequeño balcón. Parece que haya pasado una eternidad, pero fue solo hace cuatro años cuando abandonamos las calles para encerrarnos en casa. Y no fue una pesadilla. Pasó.

Cuatro años ya desde que nuestra vida dio un giro de 180 grados y lo que parecía una película de terror se hizo real. La pandemia mundial que tanto daño estaba haciendo ya estaba en nuestra casa, y no podíamos mirar hacia otro lado como si nada pasara.

Durante la mañana del 10 de marzo nadie atisbaba lo que iba a suceder esa noche. La vida continuaba con total normalidad y nos íbamos acostumbrando a la presencia del coronavirus, "una gripe lejana que los medios exageraban", en los temas de conversación más distendidos.

Durante las primeras horas de la tarde empezaban a llegar rumores increíbles desde los pasillos de la Generalitat, pero que debían ser mentira. Y fue ya entrada la noche, sobre las 22:00, cuando el anuncio del president, Ximo Puig, hizo real esa gripe que no resultó ser una gripe ni tan propicia al chiste como creímos. El coronavirus estaba en nuestros hospitales, pero no quisimos verlo hasta la primera medida que en ese momento vimos drástica e insuperable: las Fallas 2020 se aplazaban.

Solo faltaban unos días para dar inicio a la plantà, muchos actos importantes, como la crida, se habían llevado a cabo e incluso se había hecho entrega de los primeros premios. Parecía imposible que esto pudiera suceder porque a nuestro alrededor no había gente enferma, pero se optó por tomar una decisión impensable y, a día de hoy, sabemos que fue un acierto.

La fiesta debía aparcarse. Tras unas horas de debate interno llegamos a entenderlo, ya que suponía grandes masificaciones de gente que procedía de muchos puntos del país en los que podía haber más contagios. Pero no imaginábamos que iba a ser la primera restricción y, sinceramente, una de las más leves y asumibles que vivimos esa semana.

La semana en la que todo cambió

Solo unas horas después, el 11 de marzo, se cancelaban los eventos de esa semana organizados por asociaciones y ayuntamientos de la Marina Alta. A media tarde empezaban las cancelaciones deportivas, con la suspensión del fútbol y fútbol sala no profesional de la Comunitat, a lo que siguió cancelaciones de citas de la Volta a Peu anunciadas el día siguiente.

Se estaba poniendo la situación más seria de lo esperado y ese 12 de marzo ya fue imposible mirar a otro lado. Esa tarde se anunció el cierre de los centros educativos "hasta nueva orden". Los estudiantes tenían que volver a sus casas, lo que no sabían es que ya sería hasta prácticamente finalizar el curso.

El 13 no hubo marcha atrás. Cerraron museos, bibliotecas e instalaciones deportivas. Además, los locales de fiesta decidieron cerrar de forma voluntaria ese fin de semana como medida de prevención. No obstante, no había más remedio ya que poco después se anunció el cierre inminente de la hostelería en la Comunitat Valenciana.

Prohibido salir a la calle

Y la bomba llegó el 14 de marzo. Se decretaba el primer estado de alarma en todo el país y todos tuvimos que confinarnos durante dos meses en nuestras casas, con todo lo que implicaba. Supuso un cambio de vida abrupto que nadie esperaba y que intentamos llevar con optimismo.

Ya han pasado cuatro años desde que nuestra vida cambiara... ¿para siempre? Lo pensábamos, se hablaba de nueva normalidad, pero lo cierto es que es una normalidad igual de vieja que siempre. La vacunación fue un éxito, las medidas preventivas también, pero ya todo ha quedado en el olvido y parece que sea algo que han vivido otros.

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