La debacle de las Cerezas de la Montaña de Alicante en la Vall de Gallinera: «No podemos más, nos vamos a pique» La debacle de las Cerezas de la Montaña de Alicante en la Vall de Gallinera: «No podemos más, nos vamos a pique»
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La debacle de las Cerezas de la Montaña de Alicante en la Vall de Gallinera: «No podemos más, nos vamos a pique»

23 de marzo de 2024 - 09:10

La Cooperativa de Cireres Muntanya d'Alacant, con sede en Alpatró, La Vall de Gallinera, espera ya impaciente las pruebas que indiquen cómo será la cosecha de este 2024. Llevan unos cinco años con una producción escasa o nula, como pasó en 2023, y si la situación no mejora, temen que ocurra lo peor.

La última campaña bien provechosa fue hace seis años ya, cuando la cooperativa emplazada en la Marina Alta contabilizó unos 800.000 kilos de cereza. El último año que trabajó la sociedad se recolectaron apenas 3.000 kilos. 2021 y 2022 fueron catastróficos para la denominación de origen Cireres Muntanya d'Alacant, cuidada y protegida por el Consejo Regulador de la Denominación Específica de Cereza Montaña de Alicante.

El actual presidente de la cooperativa, Ismael Cortell Vercher, pone toda su esperanza en este año. Sin embargo, los procesos ya van con retraso. «En un año normal, la floración debería estar al 100%, pero solo la tenemos al 25%. Llevamos arrastrando una sequía muy grande, desde el verano pasado hasta hoy, que no ha llovido nada prácticamente. Acompañado del cambio climático, que no proporciona las horas de frío necesarias en invierno, los árboles no estallan con fuerza».

La preciosa floración de los cerezos en el interior de la comarca, uno de los grandes reclamos turísticos tanto de La Vall de Gallinera como de la Vall d'Ebo, la Vall de Laguar y la Vall d'Alcalà en estas fechas, debería comenzar entre finales de febrero y principios de marzo. «Normalmente por San José está el 100% florecido, incluso ya saliendo algunas hojas», asegura el presidente de la cooperativa.

Unos días después de que la flor acapare toda la atención tanto de agricultores como de curiosos, ya se puede saber cómo será la cosecha, por la cantidad que hay germinadas. Pero la floración de los cerezos es bien complicada. «Debe hacer buenos días, pero sin calor excesiva, con algo de aire. Es la flor más delicada de toda la fruta de hueso que existe».

La situación para los socios de la cooperativa es bastante crítica. Grandes inversiones que no han podido amortizar debido a las condiciones climáticas cambiantes es la razón principal por la que les Cireres Muntanya d'Alacant atraviesan una, demasiado, larga mala racha.

Desde el Ayuntamiento de La Vall de Gallinera se está haciendo en los últimos años una labor de divulgación enorme para aportar su granito de arena y potenciar su gran tesoro. Recientemente, un vídeo para la campaña de fomento del consumo de proximidad homenajeaba a la Cooperativa de Cireres Muntanya d'Alacant y narraba junto a Ismael los orígenes y entresijos de la entidad.

Hablamos con él para que nos cuente de primera mano la amarga situación que enfrentan, cómo piensan capear el temporal y si hay esperanza, y fuerzas, para hacerlo:

PREGUNTA. ¿Cuándo comienza a ser visible el declive del cultivo?

RESPUESTA. Nosotros llevamos cinco años notándolo, ha caído en picado la producción. Sobre todo, por el cambio climático, porque no se reúnen las suficientes horas de frío que demandan las variedades de cereza que tenemos. Cada año es peor. Y entendemos que la situación debe pasar por una reconversión a otras variedades de cereza que necesitan menos horas de frío en invierno.

P. ¿Y cuál es la variedad que trabajáis vosotros?

R. Nuestro cultivo por excelencia es el cerezo burlat, que necesita alrededor de 700 horas de frío en invierno, de forma continua. Y eso es un problema, porque ahora mismo podemos tener unos días más gélidos, pero después otros más cálidos y el árbol se descontrola, al no mantenerse las condiciones que necesita.

P. ¿Hacia qué variedad crees que derivaréis?
R. Todavía es difícil aventurarlo, porque estamos probando y no hemos visto un resultado bien acertado. Hemos probado una que necesita unos 100 días de frío, pero no nos gusta la calidad que saca, ni el sabor, ni el azúcar. Es cereza y ya está, pero no como a la que estamos acostumbrados, que es más especial.

P. ¿A qué otras complicaciones os enfrentáis?
R. El doble papel de la Cooperativa en estos momentos es difícil. Por un lado, la entidad se debe preocupar de lo que vamos a hacer con las variedades que tenemos y cómo reconvertirlas y, por otro lado, de financiarse. No es que no lo esté, pero debemos poder pagar los préstamos de todas las herramientas y maquinaria con la que nos hemos modernizado. Si no tenemos producción, no podemos pagar, y si no podemos pagar, nos vamos a pique.

La preocupación de la reconversión no se solventa de la noche a la mañana. Cuesta y nos podemos equivocar. Podemos plantar una variedad que está haciendo todo el mundo, pero sin calidad.

En cuanto a la financiación, hace 5 años quisimos modernizar las instalaciones. Compramos unas construcciones junto a la cooperativa. Además, nos modernizamos con las últimas novedades en maquinaria para la clasificación de cerezas, ya que la compramos debido a que el año anterior obtuvimos una superproducción y no dábamos abasto manualmente. Nos empeñamos hasta los topes y el resultado han sido cinco años en los que, por unas cosas u otras, la producción ha sido nula, como el año pasado, o escasa. La media en los últimos cinco años ha sido miserable. Así no podemos pagar lo que debemos y además, debemos reconvertir el cultivo y gastar más dinero.

P. ¿Cómo era la Cooperativa Cireres Muntanya d'Alacant antes de todo esto?
R. Se convirtió en una cooperativa de segundo grado, en una cooperativa de cooperativas. Y se comercializaba desde Alpatró, donde surgió la iniciativa de juntarse todas las existentes de Cireres Muntanya d'Alacant. Fue cuando comenzaron a hacerse grandes plantaciones donde no se había producido nunca la cereza. Empezaron a producir mucho y comenzaron a separarse de la entidad. La mayoría son empresas autosuficientes que no necesitan cooperativa, se lo gestionan solos, ya que pudieron aprovechar los altos precios que tenían les Cireres Muntanya d'Alacant, por su gran calidad y derivados. Actualmente, en nuestra cooperativa, la esencia de la denominación continúa manteniéndose pese a los baches.

P. ¿Cómo ha afectado a las personas que viven de ello la baja o nula producción en los últimos 5 años?
R. A los agricultores les ha afectado muchísimo. Pero aparte de a ellos, antes venía mucha gente para clasificar manual o semimanualmente la fruta. De la campaña de la naranja pasaban a la de la cereza, había mucha gente trabajando. También venían para la recogida de la cereza, porque al ser una fruta perecedera tiene un tiempo concreto con el que no puedes jugar. Todo el movimiento se notaba en los comercios, bares, alojamientos, alquiler de viviendas. Por lo que se trata de un problema que ha afectado a unas 10.000 personas en una campaña. Digamos que era el motor de la economía de la zona durante la campaña.

P. De ahora en adelante, ¿cuál es la visión de futuro? ¿Qué estrategias vais a implementar contra todos los inconvenientes que asolan a la cereza?
R. De momento, no podemos más. Nos falta el dinero. Montamos la maquinaria que he mencionado y que valió muchísimo para no sacar ni un céntimo más desde entonces. Nos ha ayudado la Administración y nos hicieron préstamos, pero ¿cómo lo devolvemos?

Nuestra preocupación principal es esa. La segunda, intentar reconvertir el sector no apostándolo todo a lo mismo, diversificar en cuanto a variedades de cereza, pero también con otros tipos de cultivo.

Aunque primero debemos solventar esa financiación que nos tiene ahogados hasta las orejas. Ahora estamos tramitando una operación a largo plazo, con dos años de carencia, para ver qué pasa. Al menos nos gustaría mantener toda la nueva infraestructura, porque sería una lástima perderla por un valor muy inferior.

P. ¿Cuáles han sido las últimas subvenciones que habéis recibido?
R. La Generalitat nos dio una de las más importantes por el incendio que asoló medio término municipal. La ayuda era para todas las industrias agroalimentarias de la zona y fue muy importante lo que pudimos solucionar con ella. Pero sigue siendo insuficiente, porque no tenemos de donde sacar un céntimo y hay gastos fijos que debemos seguir pagando. Además, tenemos una población mayor y el relevo generacional no existe para nosotros. Sobrevivir ahora mismo de la agricultura es prácticamente imposible y no hay agricultores que se dediquen solo a ello. No tenemos a nadie que venga después.

P. Ahora mismo, ¿estáis tramitando otras ayudas?
R. Sí, con el Institut Valencià de Finances IVF, para que nos haga un préstamo a largo plazo e intentar salvar lo que tenemos.

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