Este domingo 16 de octubre se celebra en todo el mundo el Día de la Alimentación, una efeméride que invita a la reflexión sobre la importancia de una dieta equilibrada para mejorar la calidad de vida y evitar patologías como la diabetes.
Atendiendo a esta celebración, los especialistas del Departamento de Salud de Dénia abogan por una dieta equilibrada combinada con el ejercicio físico moderado como la mejor combinación para una vida sana. En este sentido, la doctora Teresa Pedro, endocrina del Departamento de Salud de Dénia, defiende una alimentación tradicional mediterránea que garantiza una pirámide nutricional completa.
Para la doctora Pedro, la base de nuestra alimentación diaria ha de estar repartida en un 60% por los hidratos de carbono -harinas, pan, pasta, arroz y legumbres-, entre un 20-30% han de ser grasas y el resto proteínas, si pueden ser de origen vegetal, mejor que si proceden de animales y en este último caso, es más recomendable el pescado que la carne.
Sobre las modas en alimentación y las bondades de los superalimentos, los especialistas del departamento advierten que "está bien utilizar superalimentos ahora tan de moda como la cúrcuma, la quinoa, el jengibre o las algas, siempre y cuando comamos de manera equilibrada y no prescindamos de ninguno de ellos".
Según la endocrina, "todo lo que comían nuestros abuelos se puede comer, el resto hay que mirar el etiquetado, ya que muchos de estos productos contienen grasas hidrogenadas, como el aceite de palma".
Los patrones de una correcta dieta mediterránea
Desde el Departamento de Salud de Dénia recomiendan las siguientes pautas para una correcta dieta mediterránea:
- Diariamente: 3 piezas de fruta, 2 de verduras. Arroz, pasta o patatas. Lácteos y proteínas en menor cantidad
- Semanalmente: frutos secos y legumbres
- Utilizar aceite de oliva virgen como aderezo y para cocinar
- Disminuir al máximo el consumo de grasas animales, como la mantequilla o la bollería industrial
- Evitar las carnes rojas y los embutidos
- No tomar alimentos que contengan grasas hidrogenadas, como algunas galletas o aperitivos y los precocinados
