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Con Emòtica hablamos de la memoria

03 de noviembre de 2011 - 00:00

Nuestra memoria tiende a alterarse si no se utiliza. Los trastornos de la memoria son corrientes a partir de una cierta edad, especialmente, cuando la memoria deja de ejercitarse regularmente, como es el caso de algunas personas jubiladas a una edad todavía joven, abandonan una gran parte de las actividades profesionales relacionadas con la memoria y ésta va alterándose según avanza la edad.

Por otra parte, algunos procesos patológicos como el inicio de demencia senil o trastornos depresivos en personas de edad avanzada, pueden afectar de forma sustancial a la memoria, dando lugar a una pérdida considerable de la misma. Así pues, ante deterioros correlacionados con la edad o en fases precoces de demencia, es el momento más adecuado de comenzar la prevención, y sobre todo la estimulación o rehabilitación de la misma.

Hasta ahora hemos utilizado el término ”memoria”, pero ¿sabemos realmente qué es y cómo funciona? Desde la Psicología Cognitiva, la memoria no es solo un almacén de datos que sirve para reconocer y recordar percepciones, emociones personales y hechos pasados, sino que también es el mecanismo cognitivo que permite la construcción de significados, resolución de problemas y toma de decisiones. Sin la memoria, no seríamos capaces de ver, oír, pensar, ni tendríamos identidad propia.

Existen muchas teorías sobre los tipos de memoria, pero el modelo de memoria que más influencia ha tenido en los últimos años es el propuesto por Atkinson y Shiffrin, y desde el que se defiende que existen tres tipos de memoria: memoria sensorial, memoria a corto plazo y memoria a largo plazo. En primer lugar, la información atraviesa nuestros sentidos (ojos, oídos, nariz...) para llegar a la memoria sensorial. En menos de un segundo esta información o bien desaparece, o bien pasa a la memoria a corto plazo, donde puede permanecer alrededor de unos 20 segundos, a menos que la información se repita mentalmente. Si no desaparece en esta etapa, se dirigirá a la memoria a largo plazo, donde la información se mantendría de forma más duradera. Este gran almacén contendría todo nuestro conocimiento sobre el mundo, sobre nuestras propias experiencias y sobre los procedimientos necesarios para realizar muchas tareas.

Como vemos, la memoria es un concepto muy amplio y complejo que es necesario entender para poder prevenir o simplemente mantener nuestras funciones cognitivas en un nivel de funcionamiento óptimo.

Verónica Monsonís Far
Psicóloga

Master en Psicología Clínica
Nº col. CV08093
Tel.: 639.647.656

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